La economía estadounidense enfrenta tres grandes desafíos, formando un ciclo vicioso preocupante. Primero, el mercado laboral sigue débil, con una tasa de desempleo que subió al 4.2% en julio, y solo se crearon 73,000 nuevos empleos, muy por debajo de las expectativas. La disminución de la tasa de participación laboral ha agravado aún más la presión del desempleo real, y las oleadas de despidos en varios sectores también han llevado a una continua caída en las expectativas de ingresos familiares.
En segundo lugar, el problema de la inflación provocado por la política arancelaria se está volviendo cada vez más grave. El alcance de los aranceles se ha ampliado a más de 400 productos, y la tasa impositiva real ha aumentado hasta el 17%. Según un estudio de la Universidad de Yale, cada familia pierde de media 2800 dólares, y los grupos de bajos ingresos se ven aún más afectados. Desde los productos de uso diario hasta los precios de las materias primas han aumentado en general, Goldman Sachs prevé que la proporción del costo de los aranceles que asumen los consumidores pasará del 22% al 67%, y la presión inflacionaria sigue en aumento.
En tercer lugar, el crecimiento del consumo ha disminuido notablemente. En abril, el gasto en consumo personal solo creció un 0.2%, y las ventas en varios sectores son débiles. Fitch prevé que el crecimiento del consumo este año caerá del 2.2% al 1.9%, y podría continuar disminuyendo posteriormente. Los ahorros de los hogares han disminuido drásticamente, y el crecimiento de la deuda de tarjetas de crédito ha caído significativamente, lo que refleja la falta de confianza de los consumidores.
Estos problemas surgen de una reacción en cadena causada por errores de política: la política arancelaria no solo no ha logrado proteger efectivamente la industria nacional, sino que ha aumentado los costos para las empresas; el déficit comercial no ha mejorado, sino que ha debilitado el poder adquisitivo de la población; los intentos de reestructurar la cadena de suministro han llevado al caos en la cadena de suministro global. La política arancelaria se ha convertido en un "impuesto a los pobres", agravando la desigualdad de ingresos, mientras que el mercado laboral débil ha comprimido aún más el consumo, formando un ciclo vicioso.
Fitch ha reducido su previsión de crecimiento económico para el próximo año al 1.7%, lo que no solo es un ajuste de cifras, sino también una crítica severa a la actual política económica. La ilusión de prosperidad económica creada por las políticas arancelarias está siendo desmentida sin piedad por la realidad, y la economía estadounidense se enfrenta a un riesgo de estanflación, lo que requiere ajustes en las políticas para revertir la situación.
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La economía estadounidense enfrenta tres grandes desafíos, formando un ciclo vicioso preocupante. Primero, el mercado laboral sigue débil, con una tasa de desempleo que subió al 4.2% en julio, y solo se crearon 73,000 nuevos empleos, muy por debajo de las expectativas. La disminución de la tasa de participación laboral ha agravado aún más la presión del desempleo real, y las oleadas de despidos en varios sectores también han llevado a una continua caída en las expectativas de ingresos familiares.
En segundo lugar, el problema de la inflación provocado por la política arancelaria se está volviendo cada vez más grave. El alcance de los aranceles se ha ampliado a más de 400 productos, y la tasa impositiva real ha aumentado hasta el 17%. Según un estudio de la Universidad de Yale, cada familia pierde de media 2800 dólares, y los grupos de bajos ingresos se ven aún más afectados. Desde los productos de uso diario hasta los precios de las materias primas han aumentado en general, Goldman Sachs prevé que la proporción del costo de los aranceles que asumen los consumidores pasará del 22% al 67%, y la presión inflacionaria sigue en aumento.
En tercer lugar, el crecimiento del consumo ha disminuido notablemente. En abril, el gasto en consumo personal solo creció un 0.2%, y las ventas en varios sectores son débiles. Fitch prevé que el crecimiento del consumo este año caerá del 2.2% al 1.9%, y podría continuar disminuyendo posteriormente. Los ahorros de los hogares han disminuido drásticamente, y el crecimiento de la deuda de tarjetas de crédito ha caído significativamente, lo que refleja la falta de confianza de los consumidores.
Estos problemas surgen de una reacción en cadena causada por errores de política: la política arancelaria no solo no ha logrado proteger efectivamente la industria nacional, sino que ha aumentado los costos para las empresas; el déficit comercial no ha mejorado, sino que ha debilitado el poder adquisitivo de la población; los intentos de reestructurar la cadena de suministro han llevado al caos en la cadena de suministro global. La política arancelaria se ha convertido en un "impuesto a los pobres", agravando la desigualdad de ingresos, mientras que el mercado laboral débil ha comprimido aún más el consumo, formando un ciclo vicioso.
Fitch ha reducido su previsión de crecimiento económico para el próximo año al 1.7%, lo que no solo es un ajuste de cifras, sino también una crítica severa a la actual política económica. La ilusión de prosperidad económica creada por las políticas arancelarias está siendo desmentida sin piedad por la realidad, y la economía estadounidense se enfrenta a un riesgo de estanflación, lo que requiere ajustes en las políticas para revertir la situación.